Los Gurullones y Coyongos, son dos de las más grandes especies de cigueña del Nuevo Mundo, y junto a otras que se muestran en la danza, hacían parte del escenario fluvial en el que vivían los momposinos.
Por su abundante presa eran muy apetecidos como alimento. Los campesinos salían en canoa, con atarrayas, palos, antorchas y chopos (escopeta corta, hechiza) a darles caza para su sustento.
Esta costumbre se transformó en danza en Mompox, pocos años después de la independencia de Cartagena (1811) como una celebración de libertad y burla hacia los españoles.
Los campesinos, que trabajaban la tierra, se identificaban con las aves que buscan peces en el río. El cazador, que atormenta a las aves, personificaba la opresión española en una danza de relación que se mantiene desde entonces, hoy declarada por la UNESCO como patrimonio oral e intangible de la humanidad.
Baltasar Sosa, de Palomino-Bolívar, actual director de la Danza Los Coyongos en Barranquilla, bailó como bocachico por primera vez en su pueblo el año de 1956, cuando varias generaciones de su familia ya mantenían la tradición.
Baltasar y sus coyongos llegan por primera vez al Carnaval de Barranquilla en 1978, y por fin, en 2010, son el emblema de la fiesta bajo la soberanía de Giselle Lacouture Pacini, Reina del Carnaval.
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